Representantes de diversos sectores del área Salud y que trabajaron cercanamente al proyecto aliancista, se reunieron en la fecha con el presidente electo Fernando Lugo.

Al término de la reunión, la doctora Esperanza Martínez dijo que el propósito es establecer un sistema de salud que responda a la población.

"Estamos ya tratando de llevar esto a términos operativos, a poner la propuesta en discusión con todos los sectores, no solamente sociales y comunitarios, sino también otros sectores de la salud, los trabajadores de la salud”, manifestó Martínez, representante del equipo de salud de la Alianza Patriótica para el Cambio, al finalizar su visita al presidente electo de la República del Paraguay, Fernando Lugo.

Explicó que la idea del grupo sanitaria es que la idea de ellos se convierta en un plan de gobierno concreto. Dijo también que acordaron con el nuevo mandatario la realización de una jornada de trabajo a realizarse la semana que viene, con la finalidad de dar detalles del mismo.

Mencionó que otra idea es que el proyecto presentado a la APC en su momento sea una política integral que apueste a cambios estructurales dentro del sistema de salud. Ese plan de salud tiene por objetivo ser un sistema para todos los paraguayos, que se base en los derechos sanitarios.

Finalmente señaló tienen por finalidad establecer una red de servicios que den respuesta a la población.

1 comentarios

  1. Anónimo // 14 de mayo de 2008, 2:20  

    Santiago, 12 de mayo de 2008.-
    A las Autoridades electas del Paraguay

    De nuestra mayor consideración:
    Es verdaderamente jubiloso para nosotras, paraguayas residentes en el extranjero, poder dirigirnos en el 198º Aniversario de nuestro país a un nuevo Gobierno que nace amparado en la absoluta legitimidad del voto y la decisión de nuestro pueblo.
    Saludamos por ello a las Autoridades electas, con el anhelo de que sean los iniciadores de una Patria Nueva, integrada soberana y dignamente al mundo globalizado del cual formamos parte.
    Como ciudadanas del Paraguay, que por diversos motivos hemos emigrado a otras naciones, compartimos con otros paraguayos alrededor del orbe: el techaga´u hacia nuestra amada patria y el ferviente deseo de un giro positivo hacia la institucionalidad, la democracia y el desarrollo del Paraguay.
    Sin embargo, este renacer también debiera significar una mirada nueva no sólo a la situación interna del país, sino también a su realidad en el exterior. Abarcando en esa mirada a los miles de paraguayos que, empujados por las políticas socio-económicas de desalojo promovidas por los últimos gobiernos nacionales, forman parte del éxodo masivo de compatriotas que ha afectado grandemente a nuestro pueblo.
    Con una inmensa cantidad de paraguayos viviendo allende las fronteras del Paraguay, que por la naturaleza económica de su exilio, se convirtieron prontamente en una esencial fuente de ingresos en momentos de gran carencia económica e inestabilidad política; se hace necesario una profunda revisión acerca del rol que estos juegan en pro del país, así como sus necesidades y la ineludible posibilidad de retornarlos a una nación que requiere de la potencialidad de todos sus ciudadanos.
    La realidad de los paraguayos en el exterior es de dulce y agraz. Existen ejemplos de profesionales destacados y gente que vive de su oficio, que encuentran un trabajo digno, o que han formado familias, muchos y muchas incluso con extranjeros. Lo que nos hace parte de esa nueva camada de migrantes “por amor” que ya se incluye en el escenario de la migración mundial. En estos casos, podríamos hablar de una integración positiva con las comunidades de los países receptores, lo que se traduce también en un reflejo favorable del país. La experiencia feliz de aquellos que han progresado estando afuera.

    No obstante, esa es sólo una pequeña parte de la múltiple realidad de los migrantes paraguayos, quizás la más idílica, ya que la gran mayoría accede a otros países de manera casi clandestina, engañados algunos, abusados otros, y en general trabajando en empleos poco edificantes, mal remunerados y hasta ilegales; llevados por la necesidad y la miseria de sus seres queridos o por la ilusión de un mejor porvenir. Triste realidad que mayoritariamente tiene cara de mujer y consecuentemente golpea con fuerza a las familias paraguayas.
    En estos casos, no están amparados en las mismas leyes que protegen a los ciudadanos del país o aquellos legalmente radicados, lo que produce el florecimiento de ghettos incluso dentro de las propias colectividades. Considerados ciudadanos de segunda y echados a su propia suerte. Todo ello agravado por la pérdida de los derechos ciudadanos en el país de origen, como sucede en el caso de la colectividad de compatriotas paraguayos que no podemos votar en ninguna elección nacional, en la creencia errónea de que nos hemos desentendido de nuestra patria. Los que además debemos soportar problemas, incluso con nuestra nacionalidad y respectivas documentaciones, afectando asimismo a nuestros descendientes.
    El Paraguay debe proteger a sus hijos y dejar de lado, de una vez por todas, esa aberrante política de obligarlos al exilio económico. Es deber de todo Estado lograr el desarrollo de la Nación en todos sus ámbitos, entendiendo por Nación a las personas que habitan su territorio y que comparten una historia y características comunes. Lo que implica no promover con tanta liviandad el desarraigo como solución a la propia incapacidad de las autoridades, desentendiéndose luego del destino de sus connacionales.
    Esto nos lleva asimismo a la urgente necesidad de reorientar nuestro Servicio Exterior, promoviendo a los diplomáticos de carrera hacia puestos en el extranjero. Es tiempo, en aras de un cambio estratégico y verdadero de nuestra imagen – país, que el Cuerpo Diplomático se caracterice por su patriotismo y conocimientos técnicos, amén de una marcada eficiencia y un espíritu de servicio proactivo, que favorezca los intereses del Paraguay y las alianzas sinérgicas; así como aglutine a las colectividades paraguayas en cada país, defendiendo los intereses y derechos de nuestros compatriotas. Es hora de que la meritocracia y la excelencia guíen la labor y conducta de nuestros funcionarios, máxime aquellos que nos representan ante otros Estados.
    El nuevo Gobierno del Paraguay debe capitalizar a la avanzada paraguaya en el extranjero, reforzando los lazos culturales, sociales y económicos con ellos y aprovechando al máximo las oportunidades que pueda deparar la Diplomacia informal que representa cada uno de sus ciudadanos.
    Para ello, es necesario impulsar la creación de organizaciones civiles dentro de las colectividades, que se conviertan en embajadores de distinto orden y con variados fines, quiénes, conjuntamente con el Cuerpo Diplomático apostado en cada país, promuevan un salto cuali – cuantitativo del Paraguay ante el mundo.
    Y por último, y no menos importante, que el Paraguay haga prontamente las reformas necesarias que incentiven la vuelta de aquellos compatriotas que sufren el desarraigo y que añoran retornar al país.
    El hecho de haber visto el mundo, con sus bondades y miserias, ha permitido el surgimiento de ciudadanos más cosmopolitas y con una visión global que favorece el desarrollo de los países. Siendo un país mediterráneo y limitado más por fronteras mentales que físicas, el Paraguay debe ser capaz de aprovechar para bien a sus ciudadanos en el extranjero, ampliando sus propias fronteras para acogerlos en el lugar en que estén y no aplicarles más trabas que faciliten su definitivo alejamiento.

    Lic. Aura Saggia Vicensini
    Presidenta
    Asoc. Damas del Paraguay
    damasdelparaguay@gmail.com